Había una vez una familia conformada por Hernán, de 16 años,
Lucía, melliza del joven, Analí de 18 y Sofía de 13. Elena y Juan eran los
padres de estos chicos. Juan no estaba mucho tiempo en su casa con su familia
por temas laborales. Elena era ama de casa y pasaba bastante tiempo con sus
hijas mujeres, las llevaba a danzas a una academia de baile.
Las chicas iban tres veces por semana, 2 horas. A Hernán lo mandaban
a fútbol. Era el mejor jugador de su equipo por eso fue nombrado, capitán.
Un día, Hernán sale de práctica y desvía su camino hacia un
galpón que le llamaba la atención, ya que estaba abandonado pero se oían golpes
y música. Llega al galpón y abre sus puertas, se llevó una sorpresa al ver
hombres bailando un estilo de música particular, danza clásica mesclada con
hip-hop. Los chicos lo recibieron con saludos (choques de mano, etc.) pensando
que era un bailarín que iba a notarse al “club”. Hernán les dijo que en verdad se acercó de
curioso y que no era bailarín, sino deportista y fue en ese momento cuando
Gonzalo, el bailarín más viejo del galpón, habló y le explicó la historia del
lugar:
Gonzalo: .- Este
galpón lo usamos para practicar esta danza callejera porque la academia que
está a mitad de cuadra no acepta varones.
Hernán: .- Allí van mis hermanas.
Gonzalo: .- Es la mejor academia y el 13 hay una competencia
en el cual el grupo ganador se llevará 10.000 $ pero más allá de la plata queremos demostrar que los chicos también
podemos bailar, pero nos falta un integrante.
Hernán: .- ¿Y ustedes quieren que yo compita con mis
hermanas? ¿Qué yo baile?
Sí, gritaron todos, pero a Hernán le parecía una locura y a
la vez le gustaba el ritmo, los pasos, así que dijo que lo iba a pensar.
Al otro día, sale de
práctica y vuelve con el grupo de baile, su respuesta fue que sí. Los chicos
empezaron a enseñarle los pasos, técnicas, todo sobre el baile. Una vez
terminada la clase vuelve a su casa, llega justo para la cena, donde era el
único momento del día en el que toda la familia se reunía a charlar. Fue
entonces que aprovecha para contar lo que iba a hacer, pero recibió risas de
todos menos de Elena.
Juan: .- ¿Sos hombre o mujer? ¿Qué es eso de baile? Te prohíbo
hacerlo.
Hernán: .- Pero, a mi me gusta. (Se levanta de la mesa y se
encierra en su habitación)
Lucía fue a hablar con él y le dijo que si en verdad le
gustaba, ella junto a Elena lo iban a ayudar.
Así que Hernán siguió practicando a escondidas de su padre.
Llegó el gran día de competencia y Hernán estaba muy
nervioso. Era su turno, así que salieron al escenario y mostraron un baile tan
hermoso que hasta sorprendió a la profesora de la academia que los rechazaba.
Mientras bailaba logra ver a su padre en la tribuna observándolo atentamente.
El concurso llega a su fin y los ganadores fueron los del
galpón. Lloraba la familia de Hernán incluyendo a su padre, quien entendió que
en verdad su hijo amaba bailar. Así que le pidió disculpas y prometió ayudarlo
en todo lo que necesitara.
Bárbara Rodríguez- 3ro. “A”